Entrevista Águeda Delgado - Eva Díez
Durante la realización del Design
For Change, en la Fase 1: Siente; tuvimos que informarnos, e ir adquiriendo
conocimientos mediante diferentes fuentes, una de ellas fue hacer una entrevista
a mi abuela, Águeda Delgado Rivas, que nació el 22 de febrero de 1941; en los
años del Franquismo, y del conflicto de la Segunda Guerra Mundial, cuando
España firmó el Pacto Anti-Komintern, mostrando apoyo al Eje. Pero, cuando
Franco notó el rumbo de la guerra, cambió su política exterior, volviendo a la
neutralidad, empezando por ofrecer apoyo a los aliados.
Águeda actualmente tiene, 82 años.
Enfocándolo hacia nuestra búsqueda de información, hablé con ella sobre el cambio
y la evolución en las relaciones interpersonales y en los roles de género.
Cuando eras pequeña, ¿de qué se
ocupaban sus padres en casa? ¿tenía cada uno un rol?
“Siempre recuerdo que mi padre se
sentaba y leía novelas del oeste, y mi madre hacía la comida, limpiaba,
compraba… y nosotras le ayudábamos. Pero, mi padre en la casa no hacía nada, no
la ayudaba. Me gusta más como está ahora, se ayudan en la casa. Antes ya podía
la mujer ir echando las tripas por la boca que, el hombre, no se preocupaba de
nada, con trabajar ya tenía bastante. A mi hermano no le mandaban nada, solo hacía
las tareas del colegio, nosotras nos ocupábamos del resto porque así nos han
educado”.
¿Cuándo eras joven, había
diferencias entre chicos y chicas a la hora de formar amistades?
“Yo solo tenía amigas, ahora vais
chicos y chicas mezclados. Antes, cada uno iba por su lado, no estaba muy bien
visto que fuéramos con los chicos. A los 17 años conocí al abuelo, fue mi
primer y único novio, y a veces, iba con mis amigas y otras con el abuelo, pero
no estaba tampoco bien visto llevar al novio con tus amigas. Aunque, cuando nos
casamos, salíamos con otras parejas”.
¿Crees que ha cambiado cómo las personas
conciben la familia y el matrimonio?
“Por ejemplo, tus padres no están
casados, pero antes ni lo pensábamos. A lo mejor alguna salía embarazada, pero
yo no, yo me casé bien casada y mis hermanas también. Mi padre era muy recto y
no nos podíamos descarrilar, porque entonces mandaban los hombres en casa. El abuelo
(su marido Rafa, mi abuelo), tuvo que ir a pedirle a mi padre si le dejaba ser
mi novio y él lo aceptó.”
¿Pudiste trabajar o estudiar?
“No estudié, trabajé dos años
para comprar los muebles de la casa, en lo que ahora es una boutique, pero
antes de estar con el abuelo, lo que ganara se lo tenía que dar a mi padre. El abuelo
era el que pagaba la casa, era costumbre en el barrio que el hombre lo hiciera.
Cuando amueblamos la casa dejé de trabajar y tuvimos a tu padre y a tu tía”.
¿Crees que hay diferencias entre la
forma de educar a vuestros hijos y la forma en qué tus padres os educaron a
vosotros?
“Había cambios, tu padre y tu tía tuvieron un poco más de libertad, no tanto como ahora, que los niños vienen a la hora que quieren a casa. Ellos tenían hora y labores que hacer en casa casi iguales, y los dos estudiaron, en cambio entre mis padres ninguno estudió. Entonces, nadie más que la gente de dinero estudiaba o algunos chicos del barrio. Los pobres no estudiábamos ninguno, solo mi hermano fue al colegio”.
Es interesante como socialmente
han ido cambiando las formas de educar y se han empezado a visibilizar la
necesidad de evolucionar como sociedad hacia una forma de convivir donde la
igualdad, la equidad y el respeto predomine. Aún así, para nuestros mayores, en
muchos casos es difícil adaptarse a este mundo tan cambiante, y es nuestro
deber entenderles desde la empatía y desde la concepción de su contexto social,
creando espacio de comunicación y reflexión para apoyarnos y crear un mejor
futuro entre sus experiencias y nuestras aportaciones, para evolucionar con una
mirada amable hacia la diversidad. Esta entrevista ha sido una gran fuente para comparar las relaciones desde la Edad Media hasta la actualidad, además de ser un bonito momento en el que conocer algunas de las inquietudes e historias de mi abuela.

Comentarios
Publicar un comentario